Liberalizar el mercado de la vivienda, según la escuela liberal austríaca, permitiría que la iniciativa y la competencia regularan y fortalecieran Barcelona

¿La solución a la falta de vivienda debe quedar en manos sólo de la nueva construcción?

Las tres chimeneas de Sant Adriá del Besós - Vikimedia Nicolas Vigier

En el mundo actual, pocos valores tienen tanto peso en el desarrollo de una sociedad próspera como la libertad y el libre comercio. La historia muestra que los mercados abiertos, cuando se les permite funcionar sin obstáculos excesivos, han promovido el bienestar, la innovación y el progreso.

Bajo estos principios, la Escuela Austríaca de Economía ha defendido desde siempre que la intervención estatal en el mercado puede distorsionar la economía, inhibir la competencia y, en última instancia, perjudicar a aquellos a quienes se pretende ayudar. Para los economistas de esta escuela, la verdadera prosperidad no viene de proyectos impuestos desde arriba, sino de un entorno de libre mercado en el que individuos y empresas actúan en función de sus intereses y necesidades reales.

La Escuela Austríaca, con su enfoque en el valor del mercado libre y la iniciativa privada, sostiene que los precios y la producción se ajustan de manera óptima cuando se permite que la oferta y la demanda interactúen sin trabas. Es un principio que, en ciudades en constante crecimiento y cambio como Barcelona, resulta especialmente relevante.

En lugar de grandes proyectos planificados por el Estado, que suelen requerir años para completarse y pueden desviarse de las necesidades reales de la población, los austriacos creen en la agilidad y adaptabilidad del mercado para responder de forma más eficaz y oportuna. Esto no es solo teoría económica: está basado en las lecciones prácticas observadas en diversas economías a lo largo del tiempo, donde el exceso de regulación ha generado escasez, sobrecostos y problemas de acceso a bienes y servicios.

Las 3 chimeneas de Sant Adriá del Besós desde el río - Vikimedia Nicolas Vigier

A la luz de estos principios, el reciente anuncio de la construcción del barrio de las Tres Chimeneas en Sant Adrià de Besòs ejemplifica algunas de las preocupaciones que los economistas liberales y, en particular, los de la Escuela Austríaca, tienen respecto a la intervención estatal en el mercado de la vivienda. Este proyecto, que incluye la construcción de casi 1.800 viviendas, de las cuales el 40% serán de protección pública, llega con una mezcla de buenas intenciones y posibles riesgos. Y no me refiero únicamente al posible riesgo porque serán construidos en medio de la zona de posibles inundaciones de la desembocadura del río Besós.

Desde la perspectiva austriaca, este tipo de intervención no ataca la raíz del problema: la oferta de viviendas en Barcelona y alrededores ha sido incapaz de responder a la creciente demanda, algo que solo podría solucionarse con una liberalización del mercado y una apertura hacia la inversión privada. Este tipo de proyecto estatal puede ofrecer una solución temporal, pero podría crear distorsiones en el mercado a largo plazo, evitando que se desarrolle una oferta flexible y accesible para todos.

Barcelona necesita urgentemente un plan de choque para aumentar su oferta habitacional. La presión sobre los precios de la vivienda ha alcanzado niveles alarmantes, desplazando a los barceloneses de toda la vida y provocando que muchas familias se vean forzadas a abandonar la ciudad. En este contexto, las medidas de vivienda protegida y las iniciativas públicas pueden ayudar a corto plazo, pero no resuelven el problema subyacente. La respuesta, según la escuela austríaca, está en crear las condiciones para que el mercado se ajuste naturalmente: facilitando la inversión en nuevas viviendas, flexibilizando las normativas urbanísticas y simplificando los trámites para la construcción de nuevos desarrollos residenciales.

Las 3 chimeneas de Sant Adriá del Besós - Vikimedia Nicolas Vigier

Este enfoque permitiría aumentar la oferta de viviendas, equilibrar los precios y, lo más importante, permitir que los barceloneses de toda la vida puedan seguir viviendo en su ciudad. En lugar de ver cómo los precios de la vivienda se disparan y sus barrios tradicionales se convierten en zonas habitadas mayoritariamente por extranjeros ajenos a la cultura catalana y española, los ciudadanos locales podrían beneficiarse de un mercado donde el libre comercio y la competencia mantengan los precios accesibles y la oferta diversificada.

En definitiva, desde la perspectiva liberal de la Escuela Austríaca, la solución para Barcelona no está en proyectos aislados de gran envergadura que llegan tarde y responden solo parcialmente a las necesidades de los ciudadanos. Lo que la ciudad necesita es un mercado inmobiliario libre y flexible, que pueda ajustarse a la demanda real, y que ofrezca un entorno económico en el que los barceloneses puedan vivir y prosperar sin el temor de ser desplazados.

La verdadera solución, desde este punto de vista, es liberar el mercado de la vivienda, permitiendo que la competencia y la inversión privada ofrezcan opciones asequibles y sostenibles que mantengan a Barcelona como un lugar accesible y auténtico para sus propios habitantes y recupere el ejemplo de ciudad viva, auténtica y diversa que no hace tanto fue.