2 de cada 3 catalanes ni celebran la Diada ni conocen su significado

¿Porqué tan pocos catalanes celebran la Diada?

Es 11 de septiembre, es la Diada de l'Onze de Setembre, el Dia Nacional de Catalunya o la Fiesta Nacional de Cataluña, como se le quiere denominar. Lo de menos es cómo la llamemos, lo importante es porqué el 11 de septiembre se celebra la Diada de Catalunya y qué significa para los catalanes.

El 11 de septiembre se conmemora la caída de Barcelona en manos de las tropas borbónicas al mando del duque de Berwick durante la guerra de sucesión española el 11 de septiembre de 1714, tras catorce meses de sitio, aunque realmente la capitulación fue el día 12. Esta victoria conllevó la abolición de las instituciones catalanas tras la promulgación de los Decretos de Nueva Planta, en 1716.

Los Decretos de Nueva Planta son un conjunto de decretos promulgados entre 1707 y 1716 por el rey Felipe V, vencedor de la guerra de sucesión española (1701-1715), por los cuales quedaron abolidas las leyes e instituciones propias del Reino de Valencia y del Reino de Aragón el 29 de junio de 1707, del Reino de Mallorca el 28 de noviembre de 1715 y del Principado de Cataluña el 16 de enero de 1716, todos ellos integrantes de la Corona de Aragón que se habían decantado por el archiduque Carlos (1685-1740), poniendo fin así a la estructura compuesta de la Monarquía Hispánica de los Austrias. Estos decretos también fueron aplicados a la organización jurídica y administrativa de la Corona de Castilla. 

La guerra de sucesión española​ fue una guerra internacional entre grandes potencias europeas que duró desde 1701 hasta la firma del Tratado de Utrecht en 1713. Tuvo como causa fundamental la muerte sin descendencia de Carlos II de España, último representante de la Casa de Habsburgo, en noviembre de 1700, lo que dio lugar a una lucha por el control del Imperio español entre los partidarios de las dinastías reclamantes de los Borbones y los Habsburgo.

En el interior del país, la guerra de sucesión evolucionó hasta convertirse en una guerra civil entre borbónicos, cuyo principal apoyo lo encontraron en Castilla, y austracistas, mayoritarios en Aragón, cuyos últimos rescoldos no se extinguieron hasta 1714, con la capitulación de Barcelona, y 1715, con la rendición de Mallorca ante las fuerzas de Felipe V.

¿Qué pintábamos los catalanes en esta historia? Pues que, como integrantes de la Corona de Aragón, nos equivocamos de bando y apostamos por el, posteriormente, caballo perdedor. Pero esta historia no acaba ahí, sino que en 1.980 el Parlamento de Cataluña declara el día Fiesta Nacional catalana en su primera ley tras el restablecimiento de su autonomía. En su artículo 8.1 del Estatuto de Autonomía de 2006 declara: «Cataluña, definida como nacionalidad en el artículo primero, tiene como símbolos nacionales la bandera, la fiesta y el himno».​ El artículo 8.3 establece: «La fiesta de Cataluña es el Día Once de Septiembre». Se intenta, de este modo, identificar esa derrota de los partidarios de los Ausburgos con la “opresión” borbónica al pueblo catalán. Cuestión que, aparte de ser irreal, es del todo falsa. Y así seguimos.

Estatua en honor de Rafael Casanova en el Ayuntamiento de Barcelona

Hoy en día celebramos la Diada, con la ofrenda floral a la tumba de Rafael de Casanova o en los diversos monumentos levantados a su figura por toda Catalunya. Se considera a Rafael de Casanova como un héroe cuando solamente había sido herido en una pierna. Como bien explica el historiador César Alcalá, “aquella herida de bala pasó a ser una herida de muerte. Se escondió que lo trasladaron al Colegio de la Mercè para curarlo y que firmó la capitulación de Cataluña. Nunca pasó que Casanova muriera como un héroe, aunque se le ha llegado a mitificar. De ahí la ofrenda floral que se le hace cada año. La realidad es que Casanova murió a los 80 años, en 1743, y con una buena renta anual, concedida por Felipe V. Nunca cuestionó la unidad de la Corona y el hecho de que Cataluña era parte de España”.

Bien, ya conocemos el pasado (310 años nos contemplan) pero, ¿qué ocurre en el presente? La realidad actual nos indica que uno de cada tres catalanes (aproximadamente) según varias encuestas aparecidas en los últimos años, celebran la Diada como un hecho relevante, pero realmente, la gran mayoría de los catalanes no están muy “conectados” a la fecha. Es más, desde el famoso “procés” es bien conocido que la efusividad por la celebración de la Diada ha decaído sustancialmente, incluso entre el nacionalismo practicante.

En los últimos años, existe un “rum-rum” creciente en Cataluña preguntando porqué no se cambia la Diada de Catalunya por una fiesta aglutinadora y sin perfil político como el día de Sant Jordi, donde los catalanes celebran con alegría y felicidad su significado, a pesar de ser jornada laborable. El día en que los políticos empiecen a pensar en aglutinar pensamientos y sentimientos populares en lugar de querer distanciarnos, tomarán buenas decisiones y, probablemente, dejarán de ser políticos. Mientras tanto la mayoría de los catalanes aprovechan el día para disfrutar de los últimos momentos de playa o subir a las montañas en busca de bolets (setas). Otra forma de festejar, sin duda, pero nada reivindicativa.