La teóricamente mejor pareja de árbitros resultó ser el peor arbitraje del año en Granollers

El Balonmano Granollers salva un punto ante el Ademar de León (30-30)

Antonio Rama y su equipo supieron luchar hasta el final

No nos gusta hablar de los árbitros por muchas razones, pero hoy nos vemos obligado a hacerlo. Hemos visto en Granollers a la mejor pareja de árbitros, supuestamente, del balonmano español y una de las mejores de Europa. Pero, por no se sabe qué razón, cuando deben dirigir un partido de balonmano al Granollers la lían, se ponen nerviosos y toman decisiones absurdas que hacen que el partido se vuelva “raro” para ambos contendientes.

Hoy ha sido uno de los muchos ejemplos de “su caso”: han retorcido tanto la “vara de medir” que, al final, ninguno de los jugadores (de ambos equipos) sabía a qué atenerse. Aunque obviamente a quienes ha “vuelto más locos” ha sido a los del Granollers. Y, si no, que se lo pregunten a Oriol Rey, a Víctor Romero o a Jordi Deumal, por ejemplo.

En cualquier caso, los árbitros catalanes a los que nos referimos, Andreu Marín Lorente e Ignacio García Serradilla tuvieron la culpa de volver locos a los jugadores, al banquillo y a la afición, pero no fueron responsables de muchos de los errores de los dos equipos en la cancha, a pesar de sus fallos de bulto.

Los árbitros Ignacio García y Andreu Marín - foto RRSS RFEBM

A priori, ya sabíamos todos que un Granollers-Ademar no sería un partido tranquilo. Se puede decir que la primera parte fue vallesana y la segunda leonesa y, casi seguro, que no nos equivocamos. El partido se inició con dominio local tras un solo intervalo de ventaja visitante (4-6 a los 9,29 minutos). A partir de entonces los de Rama empataron y rápidamente se fueron de 3 (12-9 a los 17,50). Logró llevar la iniciativa de esa primera parte hasta el 17-15 del descanso y a pesar de unas defensas duras, fuertes y algunas sanciones disciplinarias que eran difíciles de digerir.

La segunda parte ya fue otra cosa muy distinta, a pesar de que, en los primeros minutos, los jugadores catalanes se las prometían muy felices cuando ganaban de tres (21-18) a los 6 minutos. Los leoneses no se dejaron ir y seguían luchando por cada balón, por cada ataque y apretando en defensa. Lo que no imaginamos nunca es que los colegiados querían ser parte del juego y tener sus minutos de “gloria” como cuando con 22-20 excluyeron a Oriol Rey (9,37) para, a continuación, con 22-21 y 11,13 minutos jugados excluyeron a Rodrigo Benites, del Ademar, y luego volvieron a compensar con otros dos minutos a Leonardo Abrahao del Granollers. De ese 22-21 se pasó a empate a 23 y el partido volvió a ponerse a cero cuando quedaba una infinidad por disputarse: 17 minutos.

Por H o por B el Balonmano Granollers se desestabilizó, se puso nervioso y daba muestras de no dominar el encuentro como hasta entonces. Antonio Rama busca la solución en Pau Panitti para conseguir frenar la sangría del ataque castellano-leonés y ayudar un poco a una defensa bastante miedosa ante los “rápidos” dedos en forma de V (de 2 minutos) de la pareja arbitral. A pesar de que el Ademar consiguió darle la vuelta al encuentro y ponerse dos goles por encima (24-26 y 25-27) el tiempo muerto de Antonio Rama logró dos efectos: primero defender con un adelantado 3-3 apretando a la primera línea visitante y, después, que Pau Panitti parara ¡¡SIETE!! lanzamientos, es decir, la mitad de lo que le enviaron.

Pau Panitti fue fundamental en la consecución del punto de oro del BM Granollers

Del 25-27 se llega al empate a 28 y, a partir de allí, nervios por ambos bandos, fallos, paradas de los porteros y un BM Granollers que empata a 30 faltando tres segundos con un pase al extremo y con la sangre fría de Deumal y la posterior tarjeta roja a Carlos Álvarez por empujarle en la acción del gol de forma antideportiva. Acción que, por ejemplo, vimos pocos minutos antes contra Pablo Urdangarin pero que no tuvo sanción disciplinaria. Obviamente, es más fácil pitar cuando el partido está finiquitado.  

El empate supone un punto de oro que clasifica, al menos por el momento, al balonmano Granollers como segundo de la Liga Asobal y le sitúa directamente en la competición europea sin necesidad de pasar por la fase previa. El problema es que el Bidasoa se encuentra a un solo punto de desventaja y que los catalanes no pueden perder ni un solo punto, teniendo en cuenta que deben ir a Torrelavega el próximo sábado y, luego, enfrentarse a Cangas de Morrazo, Nava y Guadalajara. Mientras que los irundarras deben recibir a Anaitasuna y Logroño y viajar a Valladolid y Puente Genil. El tercero en discordia, el BM Torrelavega, está a cuatro puntos de los vallesanos y deben esperar que caigan dos veces los catalanes y otras dos los irundarras. Y eso es mucho esperar.

En cualquier caso y a pesar de la controvertida actuación arbitral, el empate salva los muebles a los catalanes y hace posible que el equipo de Antonio Rama dependa de si mismo con el único objetivo de ir a Europa sin disputar la fase previa. Porque lo que sí está claro, a estas alturas, es que el Balonmano Granollers está prácticamente clasificado para Europa salvo desastre sideral.