Ferrán Castillo cogió su fusil (12 goles) y el Granollers remontó al Bidasoa a falta de 5 segundos
¿Quién dijo fácil? Seguro que ningún aficionado del balonmano español, y menos un aficionado del Granollers o del Bidasoa de Irún. El partido vivido en el Palau d’esports de la capital del Vallès Oriental deparó uno de aquellos encuentros que nunca hay que dejar de presenciar, a poder ser en directo. Si decimos que el Granollers ganó al Bidasoa por 36-35, obviamente, no mentimos. Pero si decimos que cualquiera de los dos equipos pudo tanto ganar como perder, tampoco mentimos. ¡Esto es balonmano!.
El encuentro empezó con el pequeño homenaje al hombre que ha anunciado que se retira al final de temporada, el capitán Antonio García, que recibió el cariño de una entregada afición. Una vez el pitido inicial se dio y todo el mundo en sus puestos, los corazones empezaron a latir a 150 pulsaciones por minuto y los jugadores se emplearon en demostrar porqué a éste encuentro se le denomina “el clásico”. Lucha sin cuartel.
Fíjense como es un partido entre estos dos corajudos equipos que el Granollers consiguió su máxima diferencia del partido con el 2-0 del 1er minuto con 43 segundos. Y también logró su última diferencia favorable de 1 gol con el 7-6 en el minuto 11,22. A partir de allí la travesía del desierto y la constatación de que los irundarras no venían de paseo a tierras vallesanas si no a llevarse el partido y los dos puntos.
Tal fue la igualdad que el Granollers estuvo, en varias ocasiones, con tres goles de desventaja pero siempre conseguía ponerse a uno rápidamente e, incluso, empatar. En cualquier caso, tuvo que esperar prácticamente 25 minutos para volverse a situar por delante de los guipuzcoanos, ya en el minuto 5,30 de la segunda parte (24-23). A partir de entonces uno arriba, empate, uno abajo para cualquiera de los dos equipos. Alternancia pura. Nerviosismo. Defensas fuertes pero ataques más fuertes todavía que, como martillo pilón, incidían una y otra vez hasta conseguir el objetivo del gol o el penalti (los irundarras, los vallesanos y los árbitros repetían acción y pitidos jugada a jugada, prácticamente).
Con una salvedad, que mientras el Granollers tenía la suerte de contar con un excepcional y brillantísimo Ferrán Castillo, que hasta el minuto 50 y tras 11 goles de 11 lanzamientos consecutivos, no falló el primer tiro del partido hasta du duodécimo intento, (¡Chapeau maestro!). El Bidasoa basaba su ataque en las faltas técnicas (penaltis) más que recurrentes a su pivot Esteban Salinas (ex Granollers) o en las penetraciones de su central Gorka Nieto y su extremo izquierdo, el cubano García. Si el Granollers conseguía frenar ese ataque tenía medio gol hecho porque la recuperación local solía acabar en rápido contrataque y en gol. Pero si no era así, ya les digo, a seguir sudando y encajando.
Y así se llegó hasta que, con empate a 34 después de un golazo de Ferrán Castillo (minuto 25:50), y tras una serie de 4 mini ventajas de un gol para los irundarras y el esfuerzo posterior local para empatar, ocurrieron una serie de 4 hechos consecutivos que marcaron el partido cuando parecía que los visitantes estaban mejor puestos sobre el parqué o esa superficie de colores en la que se juega ahora.
Primero Rodrigo Salinas pierde balón en el ataque visitante (m. 26:40). Ferrán Castillo falla ¡su segundo! lanzamiento en todo el encuentro (27:32) tras una buena parada del portero Maciel. Vuelve a lanzar el lateral derecho del Bidasoa, Rodrigo Salinas, desde 9 metros y paradón de Roberto Rodríguez (m.28:16). El rebote queda en manos de Tao-Gey y Roberto Rodríguez vuelve a hacer otro paradón, esta vez a un lanzamiento desde el extremo (m.28:24). Y en la rápida transición hacia la portería vasca, Antonio García hace alarde de su categoría y clava un torpedo a falta de 1 minuto y 24 segundos para el final (35-34), con tan mala suerte que el Bidasoa “copia” la velocidad de saque desde centro y empata a 35 faltando 1,04 minutos o 64 segundos.
¿A que están sufriendo? Pues imagínese viéndolo en directo en el Palau. Sin uñas y con los corazones a mil estábamos todos, independientemente del equipo al que apoyaras. Y es que aún quedaba más. Esa parte épica que nos encanta en el balonmano y que los españoles dominamos a la perfección: dejar todo para los últimos segundos. De hecho, saca el Granollers de centro van pasando los segundos y Antonio Rama para el partido. Tiempo muerto para serenar los ánimos, marcar estrategias y saber qué hacer con los 39 segundos que faltaban.
Y, claro, no se les ocurre otra a estos muchachos que, tras ese tiempo muerto, lanzar a portería Gerard Domingo (m.29:38) con tal mala fortuna que toca el balón en el poste. En esas que recuperan los de Rama el balón y Jordi Deumal, otro veterano, en un agónico lanzamiento desde el extremo consigue el gol a falta de sólo ¡5 segundos!. Tiempo muerto del entrenador visitante elaborando una jugada milagrosa que acaba ante una defensa hiper adelantada hasta la línea de medio campo, impidiendo un lanzamiento nítido de Asier Nieto que ataja cómodamente Roberto Rodríguez mientras el banquillo granollerense, el público y hasta la gente en sus casas, saltaba de alegría. Un milagro. 36-35. ¡Viva el balonmano!