El Periodismo granollerense

Aprovecho está sección que me permite firmar el editor de Catnoticias.es para comentar de una manera muy breve, algunos apuntes sobre el periodismo granollerense

EL COLL DE LA MANYA

 

 

 

 

ROBERTO GIMENEZ

Cualquier persona que quiera conocer la historia de Granollers, a través del periodismo, necesita leer los “Casi treinta años y un día. Memorias de un director”, de Roberto Giménez Gracia. Es una brillante colección de 14 libros, en que el director que lo fue de la “Revista del Vallés” durante tres décadas (1984-2013), desgrana los principales acontecimientos de nuestra ciudad y también los entresijos del periódico que llegó a liderar el ranking de la prensa comarcal catalana. Con una escritura amena (prohibido aburrir, como lema) no se deja nada en el tintero, para alegría de muchos y para desgracia de bastantes. En mi opinión -subjetiva- Roberto Giménez ha sido el mejor periodista de la historia de la prensa de Granollers. Y lo avala -esto ya no es opinión- su trayectoria convirtiendo una revista cuyo único patrimonio era la cabecera y una máquina de escribir (utilizando además un pequeño despacho cedido por la empresa de publicidad) y ningún profesional con plena dedicación en plantilla, a obtener una audiencia de 70.000 lectores (según las encuestas de la Diputación). Mayor mérito, además, porque en un mundo -el de la prensa comarcal- ultrasubvencionado por el poder autonómico y local nunca quiso recibir ninguna dádiva de la política. Claro que, quizá, sea ese el secreto de su éxito, ya que llevó la libertad de expresión a su máximo esplendor.

CATALOGO 1882-1982

Mientras escribo estas líneas consulto los dos tomos rubricados por el sacerdote Joan Subirá “La premsa a Granollers (1882-1982)”. Se trata de un catálogo bastante completo, pero en el que se da casi la misma relevancia a una revista escolar que al semanario más leído y longevo del siglo XX, y en los comentarios se incluye algún error de bulto que no se puede achacar al desconocimiento de los hechos por parte del autor.
En cualquier caso, es un índice útil para poder adentrarse en la historia del periodismo local.

EL DECANATO

Que yo sepa no existe la institución del decanato de la prensa comarcal. En mi juventud, Ferrán Salamero se atribuyó ese título con toda justicia. A sus más de 80 años seguía escribiendo. Consiguió tener una carrera muy extensa gracias a que nunca creó demasiadas polémicas, ni antes ni durante ni después del franquismo, por lo que no se creó enemigos -y eso en un periodista es casi imposible-.

En la actualidad, la mayoría del periodismo subvencionado y oficial considera como su decano al último director de “Revista del Vallés” (capaz de hundirla en sólo seis meses, después de sustituir a Giménez), de una manera muy sesgada. En realidad, quien merecería todos los honores, es, sin duda, José Mas. Que nadie lo confunda con aquel osonenc director de “El Nou Nou” con quien solo comparte nombre y apellido.

Josep es un granollerense enamorado de su ciudad, maestro -que no profesor- en el Cervetó, servidor de la Cruz Roja y que ha cubierto mil etapas, de forma absolutamente discreta, como periodista. Sin ningún alarde ni afán de protagonismo realizó trabajos de una gran calidad, como ese extra de verano entrevistando a todos los directores de todas las escuelas de Granollers. O esas cinco décadas describiendo los sucesos con absoluta transparencia y respeto a las situaciones. Y en ese trabajo le tocó redactar informaciones como la del choque de trenes de Las Franquesas, aviones que se estrellan en el Montseny, atracos, etc, sin ninguna pretensión sensacionalista.

 

LA LIBERTAD DE EXPRESION

Cuando comencé a escribir se reclamaba libertad de expresión, y he tenido la suerte de haberla podido ejercer, y quisiera poder seguir teniéndola, en un momento que negros nubarrones la amenazan, incluso con la complicidad de parte de la profesión, lo que no sucedía en mis años mozos.

En cualquier caso, he querido colocar al periodismo -a parte de él- como comentario positivo, porque, sepa el lector, que en “El Coll de la Manya” se relatan buenas vivencias, aunque se aporten también notas críticas.