Por qué nuestros políticos prefieren discutir mientras el aeropuerto se ahoga en pasajeros

¡CAOS EN EL PRAT! Barcelona, atrapada entre aviones y promesas incumplidas

Colas en los aeropuertos

¡Bienvenidos al maravilloso mundo del Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat! Ese lugar mágico donde 55 millones de personas intentan pasar por un espacio diseñado para bastantes menos, mientras nuestros ilustres representantes debaten si ampliar o no ampliar, esa es la cuestión. ¡Hamlet se quedaría pequeño ante semejante dilema existencial!

Porque, claro, no es como si lleváramos años sabiendo que El Prat estaba llegando a su capacidad máxima. Oh, no. La noticia de que el aeropuerto registró 55.034.955 pasajeros en 2024 cayó del cielo como una revelación divina, sorprendiendo a todos los expertos que, al parecer, nunca aprendieron a sumar.

El arte de hacer nada mientras parece que haces algo

Aena, con su infinita sabiduría, nos presenta su "Plan de Optimización", ese ejercicio magistral de reorganizar sillas en la cubierta del Titanic. ¡750 millones de euros para hacer que las colas sean más eficientes! No para eliminarlas, no. Para hacerlas más "eficientes". Quizás instalen pantallas que te digan exactamente cuánto tiempo te queda de sufrimiento.

Mientras tanto, el proyecto de ampliación de 1.700 millones duerme el sueño de los justos, archivado entre carpetas tituladas "Demasiado Complicado Políticamente" y "Lo Dejamos Para El Próximo Gobierno". ¿Para qué resolver problemas hoy si podemos dejarlos fermentar hasta que sean completamente inmanejables?

El Delta del Llobregat: ese obstáculo para el progreso

Por supuesto, no olvidemos a nuestros amigos ecologistas, esos aguafiestas que insisten en que un humedal creado artificialmente por humanos y protegido tiene algún valor. ¡Qué exagerados! Como si las aves migratorias no pudieran simplemente tomar un taxi hasta otro hábitat natural. O mejor aún, ¡que cojan un vuelo! Aunque con el aeropuerto saturado, probablemente tendrían que hacer escala en Madrid, y ningún pájaro catalán que se precie aceptaría semejante humillación.

colas aeropuertos

La Generalitat: maestros del equilibrismo político

La postura de nuestro gobierno autonómico merece un premio a la coherencia. "Sí, pero no, pero quizás, pero ahora no es el momento". Una obra maestra del arte de no enfadar a nadie y, de paso, no solucionar absolutamente nada. A estas alturas, resultaría más eficiente consultar a una bola mágica para tomar decisiones sobre infraestructuras críticas.

El futuro brillante (o no tanto)

Mientras Barcelona aspira a ser una "ciudad global", su principal puerta de entrada internacional está funcionando como un embudo. Los 12 millones de pasajeros que ya han pasado por El Prat en el primer trimestre de 2025 seguramente apreciarán la estética de las colas interminables y los retrasos constantes como parte de la "experiencia Barcelona".

Para 2030, quizás hayamos avanzado y tengamos un plan... para elaborar otro plan. O tal vez podamos construir un aeropuerto paralelo en el Metaverso, donde la ampliación no afecte a ningún pájaro virtual.

Conclusión: seguiremos informando

Mientras tanto, la economía catalana pierde potencialmente 1.800 millones de euros anuales. Pero, hey, eso es solo dinero. Al fin y al cabo, ¿quién necesita crecimiento económico cuando tenemos debates interminables y comisiones de estudio?

Lo único que crece sin límites en El Prat es la frustración de los viajeros y el número de reuniones para discutir el problema. Ambos baten récords históricos año tras año.

Y recuerden, queridos lectores: si planean volar desde Barcelona, elijan rutas y destinos cercanos, por si al final su vuelo se cancele por saturación del aeropuerto. Así podrán buscar otro medio de transporte para que los lleve hasta su destino ensueño y probablemente llegaran antes.