El día anterior a la Inmaculada Concepción se celebra la reapertura de la Notre Dame, símbolo del cristianismo europeo

Notre Dame vuelve a brillar

Notre Dame de París

Es 7 de diciembre del 2024, víspera de la Inmaculada Concepción cuando, con todos los honores que se merecía, se reaperturaba o reinauguraba por enésima vez la Catedral de Nuestra Señora de París, la Notre Dame de París. Uno de los grandes símbolos del cristianismo europeo y de Francia.

Este símbolo mundial construido en medio del río Sena, en la pequeña isla de la Cité, inició su camino en 1.163 aunque se terminó en el año 1345. Posteriormente fue modificada en varias ocasiones y en todos estos años vemos vestigios importantes de todas las corrientes y estilos arquitectónicos: desde el románico normando hasta el gótico.

Un incendio asoló la catedral y los hombres la reconstruyeron por dos veces

En la última decena del siglo XVIII sufrió las veleidades de la Revolución Francesa y fue saqueada y convertida en mero almacén hasta que llegó Napoleón Bonaparte y la recuperó para coronarse Emperador en ella. Notre Dame ha sufrido dos incendios, el primero 24 de mayo de 1871 y el más reciente el 15 de abril de 2019.

Y llegamos a hoy, 7 de diciembre del 2024, 5 años y 8 meses después, cuando Notre Dame es recuperada, reinaugurada y puesta a disposición de los fieles del mundo entero. Mandatarios de toda la Europa católica e, incluso, el que será el nuevo presidente norteamericano, Donald Trump, no quisieron perderse la ocasión y estuvieron en la ceremonia inaugural. Sólo faltó uno: el gobierno español. Ni ministros ni los Reyes estuvieron presentes.

A los ministros porque ser comunistas no les permite asistir a actos en lugares sagrados, como le ocurrió al teóricamente ministro de cultura Urtásun. Y otros, porque no les dejaron ir, como es el caso de los Reyes de España que parecen están algo asustados de hacer la contraria que dicta Sánchez y sus ministros de Sumar.  

En cualquier caso, en Europa no esperan nada de este gobierno de España y les importó tanto la ausencia que ni cuenta se dieron. Así nos va y nos seguirá yendo en el panorama internacional de las relaciones políticas. De todas formas, volvemos a tener la Notre Dame en pie y oportunidad de visitarla a partir de hoy. ¡Larga vida a Nuestra Señora!