Opinió

Sumando Derechos

A modo de recuerdo vivido en calidad de testigo sin encontrar la razón y ni siquiera tener plena conciencia de si tal acontecimiento alguna vez hubiera sido real y cierto, mientras ante las noticias de la televisión me encontraba en un estado de duermevela, me ronda por la cabeza la siguiente ensoñación:

Llorando

Un primer plano del presidente de un Gobierno progresista y orgulloso, cuan Tarzán subido a un geranio, de sacar adelante Reales Decretos-ley mediante negociaciones trufadas de concesiones torticeras, que está comunicando su nueva decisión a un gran auditorio de fieles y entregados seguidores allí convocados para hacerse una foto, no con cualquiera que luego ya se sabe, en prueba de su inmensa popularidad incluso allende las vonderleyen.   

Y les hablaba, como si los estuviera sanando de una crónica ignorancia. Concretamente les transmitía el siguiente mensaje:

“Soy uno de vosotros, uno de los que madruga y trabaja por este país, para sacar adelante a su gente, la gente buena y sencilla. No como nuestros rivales la “tiranocasta” y sus primos los de la “bulosfera” que solo defienden los intereses de los que exprimen a los demás en su beneficio propio, acumulan riqueza y defraudan a hacienda.

Por ese motivo voy a daros dos noticias en persona y a la cara, prescindiendo de la frialdad de las cartas, yo no soy como otros: la primera, voy a subir los impuestos a los ricos, lo que veo por vuestros rostros que esta decisión os gusta mucho; y la segunda, voy a subir el salario mínimo interprofesional, descuidad como me conocéis sabéis que la contemplación de alguna de vuestras lagrimas resbalando por la mejilla me embarga de emoción y hace que broten las mías.

También aprovecho para deciros que estoy hasta … quiero decir que estoy harto de las Fake news sobre mis legítimos cambios de opinión [Que sería de un progresista pata negra si no cambia a menudo de opinión], a las que los vocingleros se atreven a llamar mentiras, y por eso para demostrar mi coherencia os ofrezco, que sé que enseguida vais a entender perfectamente, el siguiente silogismo:

Primera proposición, los ricos para cumplir con la constitucional progresividad del sistema tributario deben pagar más con independencia del esfuerzo que la ha hecho posible y el origen de su riqueza; segunda proposición, si alguien de repente ve incrementarse sus ingresos, por mor en este caso de mi magnánima persona, es obvio que se ha vuelto más rico, si tiene más es más rico, es lo que hemos dicho siempre, por tanto debe pagar más impuestos; y tercera y última proposición deducida de las dos anteriores, si os subo el salario mínimo interprofesional pasáis a ser más ricos que antes, por lo menos en términos relativos pues durante este día en términos de incremento porcentual sois más ricos que aquellos a los que hoy no se les ha subido su sueldo, y por ende entráis en el club de los nuevos ricos, lo que implica que por congruencia con las dos proposiciones que anteceden a esta tengo que, muy a mi pesar, gravaros la subida mediante su sujeción y no exención al IRPF.

Por vuestra ojiplática expresión observo que ya lo vais entendiendo poco a poco, sé que precisa un tiempo, a mi como uno de vosotros que soy también me ha costado un ratito (que quede entre nosotros, la única que lo ha entendido a la primera sin necesidad de ninguna aclaración ha sido la rarita de la ministra de hacienda, lo que le acepto dado el morrón que se pegó al caerse por Despeñaperros), pero también sé que al final me lo aplaudiréis, y tampoco os preocupéis si ahora mismo no lo comprendéis del todo, lo explicaremos las veces que os haga falta. Recordad que lo peor con mucho que os podría pasar sería que vengan los coloca familiares por enchufe y mangantes de la “explotacasta” y os expropien de todos los democráticos derechos que os he proporcionado.”

Y claro no he podido impedir evocar la escena de una película donde dos vulgares mangantes, uno muy listo que es el jefe y el otro no tan listo que es el pringado tienen la siguiente conversación:

“Le dice el jefe al pringado: esta noche entrarás forzando la puerta en este domicilio marcado en este plano; subirás al dormitorio en el primer piso; abrirás, descubriendo con tu fino oído la combinación, la caja fuerte que hay debajo del único cuadro; vaciarás por completo su contenido; borrarás todas las huellas; y acudirás al punto de encuentro de siempre para repartirnos el botín por mitad.

A lo que responde el pringado, no me parece justo yo hago todo el trabajo, pareces el abusón del jefe de la banda rival.

Tienes razón dice el jefe, ya sabes que al contrario que el mastuerzo del jefe de la banda competidora me gusta cuidar con mucho mimo de mi gente, por eso mejor lo repartiremos al cincuenta por ciento. Así sí ¿Verdad, pillín? Veo que sonríes ya más satisfecho.”