Dime quién te manda y te diré quien eres

Ya, ya sé que no es así la frase pero me lo he hecho venir bien para explicar la situación inédita que vive España justo en estos momentos.

Escucho las noticias y no doy crédito. Resulta que el partido de nuestro gobierno está tratando de encajar una forma jurídica para aceptar la petición (mejor dicho exigencia) de Junts para que Sánchez se someta a una moción de confianza, eso sí, sin que se note.

¡Ole narices!, por no decir otra cosa. O sea que resulta que todo el Congreso y Gobierno bailan al son de la música que impone un señor que debería estar detenido y en la cárcel según las leyes (no lo digo yo que, por cierto, esta es otra, por lo de querer cambiarlas para no imputarle) y que vive en Waterloo en un "casoplón" pagado entre todos los españoles que ya quisiera yo para mí.

¿Qué país es este que se deja manosear por un prófugo de la justicia? (Así lo definía el Gobierno y su presidente no hace ni dos meses, aunque como es habitual en ellos cambien de opinión).

Ahora resulta que el mismo partido del gobierno se desplazará de nuevo a su casa para renegociar su apoyo, con sus siete votos en el Congreso, que les permita continuar con su trabajo, que para mí es de acoso y derribo a la normalidad democrática.

Yo siempre he defendido los acuerdos y el consenso pero todo tiene un límite y en estos casos los límites ya están más que excedidos.

¿Y lo del Fiscal General? Así que...¿ filtra (presuntamente) datos secretos y luego borra los mensajes y se queda tan ancho con esa sonrisilla sarcástica con la que le vemos en televisión, diciendo que es el protocolo habitual? (spoiler: ese protocolo no existe, lo afirman dos fiscales en declaración ante el juez).

O sea, ¡el señor que debe defender la ley a ultranza la viola y el gobierno le aplaude!

¡ No entiendo nada! ( o sí para mi desgracia) y por ello me aplico aquello que reza en el título de estas letras.

Si en un Estado de derecho existen tres poderes que deberían ser independientes e igualmente poderosos. vemos con mucho temor que  en esta país nuestro el ejecutivo y el legislativo están en decadencia moral imponiendo criterios similares al tercer poder -el judicial-, amén de coartar la libertad del denominado "cuarto poder"- la prensa,  a la que acusan de levantar bulos y hacer correr el fango cuando no les gusta lo que publican y les cantan las cuarenta.

¿No deberíamos hacer algo urgentemente, entre todos, para que  esto no ocurra y no vaya más allá?