Precisamente, el impulso del uso de agua desalinizada forma parte de la nueva hoja de ruta aprobada el martes por el Gobierno de la Generalitat para un nuevo modelo de gestión del agua que permita que Cataluña dependa menos de la pluviometría. El objetivo es que, a finales de 2027, el 70% del consumo total de agua provenga de recursos propios, más allá de la pluviometría, frente al 33% de autonomía actual.
"No se trata solo de construir nuevas infraestructuras del ciclo del agua, sino de un cambio de modelo, pasando de uno lineal a uno circular", enfatizó la consejera. "Las desalinizadoras son infraestructuras fundamentales para este cambio de modelo de gestión del agua hacia uno más sostenible en un contexto de cambio climático, para desconectar el ciclo de gestión de la pluviometría", insistió.
Para impulsar este cambio de modelo, el Gobierno defiende la prevención en el uso del agua, su circularidad, la innovación tecnológica, la resiliencia de las redes, la dotación de las infraestructuras necesarias, la gestión de los bosques o el aprovechamiento de los acuíferos subterráneos como sistemas de almacenamiento complementarios. En conjunto, se prevé una inversión de unos 2.000 millones de euros hasta 2040, el doble de lo previsto hasta ahora.
Entre las nuevas actuaciones se prevé:
• La construcción de una tercera desalinizadora en el Alt Empordà.
• La construcción de Estaciones de Regeneración de Agua en Mataró y Figueres.
• Otras mejoras en el ámbito de la Muga.
El acuerdo también incluye acelerar la ejecución de actuaciones ya planificadas para que estén en servicio antes de lo previsto.
Con la nueva hoja de ruta de la planificación hidrológica se prevé más que duplicar la capacidad de producción de agua desalinizada, pasando de los 80 actuales a los 185 hm³. Esto equivale a 185.000 millones de litros de agua.