Cómo se "construye" el poder ante del voto a través del diseño de los distritos electorales

El Gerrymandering: Una Democracia a la Medida del Poder

El gerrymandering, esa peculiar práctica política que suena más a juego de palabras que a estrategia electoral, es uno de los fenómenos más controvertidos y, a la vez, menos comprendidos de la democracia moderna en EEUU.

La "ingeniería" del Gerrymandering
photo_camera La "ingeniería" del Gerrymandering

Su nombre proviene de una fusión entre el apellido de quien fuera gobernador de Massachussets, Elbridge Gerry (que popularizó la táctica) y "salamander", haciendo referencia a la forma de salamandra que adoptó uno de los distritos congresuales creados bajo su mandato. Más allá de su etimología, el gerrymandering es una cuestión de poder, control y manipulación política que afecta el corazón mismo de la representación democrática en EE.UU.

En términos simples, el gerrymandering consiste en rediseñar los límites de los distritos congresuales para beneficiar a un partido político específico. La clave no está en el número de votos, sino en cómo se distribuyen esos votos entre los distintos distritos. Con las fronteras adecuadamente "dibujadas", un partido puede ganar más escaños con menos votos totales. Esta manipulación mina la esencia misma de la democracia: el principio de "un ciudadano, un voto".

The_Gerry-Mander
The_Gerry-Mander

¿Por qué existe el Gerrymandering?

Es una consecuencia de 4 factores:

1- El tamaño de los distritos congresuales, en número de electores, no es riguroso, pudiendo haber distritos con más y con menos electores incluso dentro del mismo estado, lo que implica que hay congresistas que representan a distritos congresuales más o menos populosos. a) Por disposición constitucional, el censo se realiza cada 10 años y nada impide que el diseño de los distritos en zonas de mayor crecimiento o decrecimiento de la población se integren en distritos “caros” para el partido que no gobierna. b) Además, el censo es de población residente y no de ciudadanía, por lo que distritos igualmente populosos que otros pueden tener una población nacional significativamente inferior por lo que es muy sencillo añadir un pequeño barrio sin inmigración y proclive al voto del partido en el gobierno que compense una población muchísimo mayor, pero donde haya mucha inmigración que no tiene derecho al voto y así lograr un congresista con muy pocos apoyos (barato). c) Adicionalmente a todo lo anterior, hasta un 10% de diferencia en población censada entre distritos puede justificarse, según doctrina del Tribunal constitucional. La unión de estos 3 factores crea de facto unos distritos muy caros para la oposición y otros muy baratos para el partido del gobierno, que es el fin último del gerrymandering.

2- El diseño de los distritos congresuales depende de los gobernadores de cada estado, con lo que pueden a su criterio hacer cracking y packing de electores en cada distrito.

3- Solo un congresista sale elegido por cada distrito congresual.

4- Ganando el voto popular en solo 11 estados (California, Texas, Nueva York, Florida, Pensilvania, Illinois, Ohio, Georgia, Míchigan, Carolina del Norte y Nueva Jersey) de los 51 (contando Washington D.C, que, si bien no es un estado, dispone de 3 votos electorales por la 23ª enmienda constitucional) es suficiente para ganar las elecciones Presidenciales (sumando 270 v.e.) aunque en el resto de los estados gane la oposición con mayorías arrolladoras y la mayoría del voto popular nacional se la haya llevado el opositor.

Así que es estadísticamente posible que con solo 270 votos en total en esos 11 estados salga elegido un presidente de EE.UU. contra otro candidato que haya recibido hasta 50 millones de votos. No tan exageradamente pero así ha sucedido con Bush en 2000 y con Trump en 2016. En la tabla siguiente podemos ver como un candidato demócrata perdió las elecciones a presidente, no ya ganando en voto popular a su rival, sino habiendo superado incluso la barrera del 50% del voto popular. Igualmente vemos como 17 candidatos han logrado la presidencia sin llegar al 50% del voto popular. Y en 4 casos ha sucedido que el perdedor en el voto popular nacional ha salido presidente (Bush en 2000 por medio millón de votos y Trump en 2016, por 3 millones de votos).

Voto popular vs voto electores
Voto popular vs voto electores

5- Los estados forman con los congresistas un colegio electoral, que es quien presenta al gobierno federal su propuesta única para presidente de la nación, contando con la representatividad de todos sus votos electorales, salvo dos estados: Maine (4 v.e.) y Nebraska (5 v.e.). Hay una salvaguarda, no obstante, que limita el poder del gerrymandering en la elección a presidente, y es que los votos electorales han de ir para el candidato que haya obtenido la mayoría del voto popular, independientemente de que haya obtenido o no la mayoría de los votos electorales. Sin embargo, esta salvaguarda en la elección presidencial no afecta a que la representatividad en el Congreso esté afectada por el gerrymandering, y con ello la capacidad legislativa de la acción del presidente.

Una forma habitual de gerrymandering consiste en dibujar la forma de los distritos congresuales para que la mayoría de los votos del partido rival se empaqueten en distritos congresuales dados por perdidos (en los que el candidato proclive al gobernador puede perder por 40 puntos) y que los 10 restantes se obtengan victorias por escaso margen (menos de 5 puntos, por ejemplo).

ejemplo distritos norteamericanos
ejemplo distritos norteamericanos

Los dos métodos clásicos del Gerrymandering

Existen dos tácticas principales para realizar gerrymandering: el "packing" y el "cracking". El "packing" consiste en agrupar la mayor cantidad posible de votantes de la oposición en uno o pocos distritos, reduciendo su influencia en el resto. Por ejemplo, si en una región un partido tiene una minoría considerable, se concentra a todos sus votantes en un solo distrito, dejándolos fuera de combate en los demás. El "cracking", por su parte, es el proceso inverso: dividir a los votantes de la oposición en diferentes distritos para diluir su poder, asegurándose de que no sean mayoría en ningún distrito. Ambos métodos permiten que una minoría política se perpetúe en el poder, una vez lo ha alcanzado al menos una vez lo que le permita reliazar su propio mapa.

Consecuencias Democráticas: Una Sombra sobre la Voluntad Popular

El impacto del gerrymandering en la democracia es devastador. Primero, se rompe la relación entre el voto popular y la representación parlamentaria. Un partido puede ganar menos votos pero obtener más escaños, lo que genera una distorsión en la voluntad ciudadana. Segundo, se fomenta la polarización política. Al crear "distritos seguros", los candidatos solo necesitan agradar a su base ideológica más radical, no a un electorado diverso. Tercero, se produce una sensación de desafección ciudadana. Cuando los votantes perciben que su voto no cuenta, la participación cae, debilitando la legitimidad del sistema.

El Gerrymandering en la Era de los Algoritmos

Lo que antes se hacía con mapas de papel y lápices de colores, hoy se lleva a cabo con algoritmos de precisión quirúrgica. Los grandes partidos políticos utilizan bases de datos masivas y software de "mapmaking" para maximizar la eficacia de sus estrategias. Ahora, es posible saber con exactitud cuántos votos se necesitan en cada calle, cada barrio, para inclinar la balanza. Esto ha llevado el gerrymandering a un nivel de sofisticación casi distópico.

¿Cómo se combate el Gerrymandering?

Varios países han tratado de frenar esta práctica mediante la creación de comisiones independientes de redistribución de distritos. Estas comisiones, formadas por expertos no partidistas, intentan trazar límites más justos y objetivos. En algunos estados, los tribunales también han intervenido para declarar ilegales ciertos mapas. Sin embargo, el proceso de reforma es lento y, a menudo, se enfrenta a la resistencia de quienes se benefician del sistema actual.

El Futuro del Gerrymandering: Una Práctica a Punto de Extinción?

Aunque el gerrymandering ha demostrado ser un camaleón difícil de atrapar, hay motivos para el optimismo. La transparencia en la información pública, la tecnología y la acción ciudadana pueden ayudar a equilibrar la balanza. Las nuevas generaciones están cada vez más atentas a la equidad electoral, y los tribunales se muestran más dispuestos a intervenir cuando la manipulación es escandalosa. También es de reseñar el esfuerzo de este humilde opinador, tratando de enseñar las verdaderas reglas del juego a todos los jugadores antes de sentarse al tablero. En el mundo de la política, donde la lucha por el poder es constante, cada vez más voces exigimos reglas del juego más limpias.

Conclusión: Una Democracia sin Trucos

El gerrymandering es el gran "secreto a voces" de la democracia moderna. En los artículos anteriores hablábamos de como es en España, donde no hay mapas, pero si desigualdad de representación, y ahora de EE.UU. No se trata de líneas en un mapa; se trata de la esencia misma del poder. Si aspiramos a una democracia que refleje fielmente la voluntad popular, debemos exigir transparencia, imparcialidad y responsabilidad, y para eso debemos saber qué es lo que está fallando, aquí y allí. Acabar con el gerrymandering no es solo un sueño utópico, es una necesidad. Como ciudadanos, debemos insistir en que cada voto cuente, que cada voz sea escuchada, y que las reglas del juego sean iguales para todos. Porque, al final, una democracia a medida no es una democracia verdadera, es solo un espejismo de poder disfrazado de justicia.

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