Al menos tras la negativa rotunda de los “hijos de Colau”, que ahora encabeza Janet Sanz, quien ayer manifestó que no seguirán negociando los presupuestos pues, según la gente de BcnComú, el gobierno socialista está "al servicio de las élites y no de la ciudadanía". Por su parte, el cuarto teniente de alcalde de Economía de Barcelona, el socialista Jordi Valls, indicó que no tienen apoyos suficientes para sacar adelante su propuesta de 3.854 millones de euros. "Llevamos cinco meses y más de treinta reuniones debatiendo los presupuestos y hemos ido incorporando demandas de ERC y los comunes, pero nos hemos encontrado con que hay un grupo que se ha dedicado a poner constantes líneas rojas, y a estresar y a tensionar la negociación. No podemos eternizar este debate”, aludiendo directamente a los Comunes. Tras tal manifestación Valls ha anunciado que el gobierno de Collboni rompe las negociaciones y asume que tendrá que prorrogar los presupuestos municipales.
En el otro lado de la Plaça de Sant Jaume las cosas no es que estén mucho mejor. Cambian en algo los artistas pero la música, letra y guion es prácticamente el mismo. El portavoz de los Comuns en el Parlament, David Cid, ha anunciado este martes al Govern que habrá "consecuencias" si no logran un acuerdo sobre el régimen sancionador sobre vivienda. Añadiendo "Nosotros tenemos una fecha límite para llegar a un acuerdo, que es el 31 de enero. A partir de aquí, si el PSC incumple el acuerdo, que está firmado y verbalizado en el Parlament, esto tendrá consecuencias". Es decir, blanco y en botella: o el PSC transige o se queda sin presupuestos a la Generalitat para el 2025.
También hay que recordar que los representantes de ERC que ahora lidera, de nuevo, Oriol Junqueras, tienen tantos problemas y fugas de agua abiertas en su formación que lo último que les importa es lo que les ocurra a los socialistas ni a Illa en un plano cortoplacista. Por lo que la negociación del presupuesto sigue en “stand by” y sin prisas por pelearse por demasiados detalles que levanten ampollas internas antes de tiempo.
Ante todo este “pastel” y el retraso evidente a poder pactar presupuestos, ambas administraciones socialistas deberán encontrar mecanismos internos de continuidad presupuestaria e “inventar” fórmulas administrativas para poder activar las inversiones que tenían pensadas para el 2025 como, por ejemplo, la inversión en obra nueva para viviendas sociales (alquiler o venta), sanitarias y en educación.
Y todo ello con las manos atadas para negociar con otros grupos políticos (fundamentalmente el PP que ya puso en su día a Collboni como Alcalde), ni en el Ayuntamiento ni en la Generalitat, porque Pedro Sánchez tiene su silla, también, en subasta perpetua y con mucho movimiento provocado por Puigdemont y el resto de nacionalismos. Son malos tiempos para la lírica socialista.