Todo ello “por un puñado de dólares” o, mejor dicho, con el fin de que Pedro Sánchez continúe sentado en la Moncloa hasta el 2027, al menos eso es lo que dice él. Detrás de todas estas peticiones están tanto ERC como Junts, tanto monta monta tanto, cada uno de ellos utilizando a sus 7 diputados al Congreso como arma extorsionadora (negociación le llaman), apretando sin parar pero no ahogando. Porque no hay nada mejor que tener a un “amigo” casi ahogado al que solo tú puedes salvar de “la muerte política” gracias a tu especial “boca-boca”. Y sin, siquiera, necesidad de lavarse los dientes… ¡cachis!
El escrito presentado esta madrugada en el Registro del Congreso (a las 7,43 no es hora de que sus señorías trabajen) casi con nocturnidad y toda la alevosía que la pomposidad de la publicidad/relato imponen, está firmado por la portavoza de Junts, Miriam Nogueras y el portavoz del PSOE, el “vale para un roto y un descosio” y ex (gracias a Dios piensan sus paisanos) lendakari, Patxi López Álvarez. Dicho escrito está dividido en una “Exposición de motivos” más larga que el propio articulado; en 13 artículos (mal número, señorías); en 3 disposiciones adicionales y en la final que pone lo de siempre (que hasta que el BOE no la publique es papel mojado), lo que supone que antes debe pasar por el Congreso, debatirse y esos pequeños detalles que mantendrán entretenidos a sus señorías durante semanas. Para eso cobran. Y mucho.
Me ha dado por leer el articulado entero (tampoco es el Quijote) y me he permitido anexarlo a este artículo por si quieren compartir entretenimiento y las conclusiones que extraigo, que son bastante simples: El Gobierno de la nación de todos los españoles (le hayamos votado o no) otorga al jefe de la oposición en el exilio (que no gobierna en Cataluña) la posibilidad de que pueda dirigir, perdón, codirigir la política inmigratoria y todas sus consecuencias y decisiones, por Delegación. Es decir, que sí pero no. Que mando mucho, pero no puedo decidir por mí mismo sino “codicidir” junto al Estado español.
Todo eso, recordemos, con el detalle de quién debe implementar la Ley en Cataluña, si se aprueba (que sí, tranquilos, no se preocupen) en el Congreso, será nada menos que el partido socialista catalán de Salvador Illa. En definitiva, el rival que ha machacado electoralmente a Puigdemont y que tiene el apoyo de la izquierda de los Comunes y de ERC, a los que les mosquea bastante hablar de extradiciones en frío, en caliente o en microondas, por poner ejemplos. Rarito está todo, ¿verdad? Nos vamos a hartar de la Ley de Inmigración, de las competencias y de quién se queda ni de quién se va. Entre otras cosas, porque la proposición de Ley habla de tener 26.800 mossos ¡en el 2032! Largo me lo fían, señorías, para cubrir las necesidades que se recogen en la Ley.
Como es obvio, esta Proposición de Ley va a dar juego político hasta el verano, como mínimo, y va a significar que Puigdemont pueda lucir cuerpecito serrano por las playas de Waterloo, o donde sea que vaya, chuleando de extorsión conseguida tras retirar la moción de confianza como espada de Damocles del cuello de Sánchez.
Y todo eso, ¿por qué? Pues porque Puigdemont, que es más listo que todos los que tiene delante y van a visitarle al pesebre belga sin cesar, está trabajando “a futuro” y creando un relato en el que, teóricamente, va a tener a la inmigración ilegal en su mano y va a hacer con ella lo que quiera. Colocándose la corona de laurel como defensor de “la raza catalana” y fiel heredero de Guifré el Pilós (Wifredo el Velloso). ¿Con eso qué quiere ganar? Pues, sencilla y llanamente, que “la enemiga en casa” denominada Silvia Orriols de Ripoll deje de restarle cargos, votantes, dinero (cosa que se antoja difícil) y perspectivas de poder sumar lo suficiente para volver a investirse president de la Generalitat cuando Salvador Illa haya envejecido, dentro de un par de generaciones y pierda, si es que pierde, algunas elecciones….