Pedro Sánchez y Carlos Mazón, dos “muertos” políticos ante los valencianos

La juventud da la cara y toma la iniciativa en el desastre de Valencia

Durante mucho tiempo hemos creído que nuestra juventud, la más preparada de la historia de España, estaba perdida. Sin iniciativa, sin ganas de nada. Sin motivación y sin interés por las cosas que suceden en este país. Pero estábamos equivocados.

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Sería bueno que los sociólogos, los politólogos, los millones de asesores bien “subvencionados” y los políticos en particular tomen nota de lo que estamos presenciando con motivo de la reacción de los jóvenes valencianos, y los jóvenes de toda España que se han desplazado hasta las zonas asoladas por la “gota fría”. Ha demostrado más nuestra juventud en una semana que lo que la mayoría de políticos podrán hacer en siete vidas.

Compromiso, seriedad, interés en el prójimo, colaboración, amor por los seres humanos, empatía y coraje han sido algunos de los muchos valores, de los muchos gestos, que se ven en cualquier punto afectado por la puñetera “gota fría” (ahora llamada “dana”) que ha asolado nuestro levante, igual que lo hizo en 1.957 o en ocasiones posteriores, aunque sin tanta virulencia.

La clase política en general y todos aquellos que bailan a su alrededor (asesores, sociólogos, politólogos, demoscópicos, etc.) se han hartado en decirnos que la juventud pasa de la política, sin más, y que sólo están preocupados por el ocio o por los viajes. Y la realidad es bien otra. La juventud pasa de los políticos, de las mentiras, de la falsedad, de que el sistema haya montado un modo de vivir de unos pocos afortunados inexpertos e ineptos a costa de los impuestos de todos.

Eso es lo que nos está diciendo la juventud española desde hace una semana: que se quiten los políticos de en medio pues son más un lastre que una ayuda, que la juventud da siempre la cara y no juega al postureo ni a las fotos propagandísticas porque no busca votos si no salvar vidas y dar de comer a sus congéneres. Y, concretamente eso, han sido incapaces de ofrecer los políticos que debían dar la cara y tomar el mando.

De entrada, el presidente de la Comunidad Valenciana ha demostrado, desde el primer segundo, estar desbordado y no saber por dónde empezar, lo que obligó que la desorganización fuera enorme y forzara a la gente del pueblo, a la gente normal, y a esa juventud con ganas de ensuciarse de barro hasta las entrañas, a tomar decisiones porque él y su coro de políticos tan inútiles como el que les preside, no supieron dar la cara. Salvando excepciones de algunos alcaldes que sí lo hicieron, en la cúpula política de una autonomía tan vital como la valenciana (la tercera en poder económico de España) faltó decisión, faltó iniciativa y sobraron chalecos rojos en cuerpo de políticos.

Pero no contentos con la inacción y el “acollonament” del presidente de la Generalitat valenciana tenemos al “maravilloso” presidente de este país que, mientras caía esa devastadora gota fría, se dedicaba a pasear en una carroza floreada con el presidente de uno de los países emergentes más poderos del mundo: la India. Y no era por falta de información, al contrario, conocía todos los detalles pre y post. Eso sí, cuando acabó con su agenda floral india volvió a España y pasó por Valencia en plan “sudadera de crisis” para decirle a los valencianos que estaba allí para lo que hiciera falta.

Pero no, Pedro Sánchez no estaba para lo que hacía falta. Cuando llegó allí aún existían muchas posibilidades de salvar vidas, pero eran necesarios medios humanos, máquinas, enseres, medicamentos y orden. Y nuestro “gran” presidente dijo que “ya si eso” enviaba unos 500 soldados a echar una mano pues esta historia era cosa de la comunidad valenciana, que tenía delegado el poder para eso. Y que si “los valencianos necesitan algo no dejen de pedirlo”.

Y luego no sabe este individuo porqué se le lanzaba barro y escobas encima del coche días después. No se puede ser más necio, más despreocupado y más chulo.

Ellos siempre luchan por tí pero son humanos como nosotros. Orgulloso de nuestros policías, de nuestros médicos, de nuestros bomberos, de nuestros militares. De nuestra gente.

Ha tenido que ser el cabreo ciudadano, el de los propios valencianos y el de la gran mayoría de españoles, el que obligara a ese ser tan grácil y apolíneo a proporcionar más medios humanos y materiales. Varios días después, eso sí. Que para qué van a ir con prisas si los muertos ya no votan, ¿verdad presidente? Es más, estuvieron amenazando a bomberos, policías, militares y cualquier otro humano que dependiera del sueldo público, para que no se movieran y no acudieran en auxilio.

Afortunadamente, y volvemos al principio, los jóvenes (y no tan jóvenes) que integran esos cuerpos han pasado de coacciones y se apresuraron en llegar a los pueblos de Valencia y ayudar a los valencianos. Salieron de todas las provincias españolas sin miedo pues que entendieron que una crisis se salva con medios y cojones. Ayudan a todos. Y sudan y se ensucian como cualquier valenciano. Y lloran. Lloran sin parar, pero sin dejar de darle a la pala, a la mochila cargada de agua, de medicinas o de comida. A lo que haga falta. Y ponen el hombro para lloren encima de él.

¿Necesita un croquis la “raza política” o se han dado cuenta ya de que la juventud les va a echar muy lejos por inútiles, vagos, mentirosos, egocéntricos y despegados de la realidad? Señores políticos, han demostrado ustedes solitos que el sistema está fallido y que tal como lo conocemos es inútil. Vayan a sus casas y dejemos que esa juventud preparada, con coraje, con valores y con iniciativa, tomen sus decisiones y confeccionen la España que quieren. Sánchez, Mazón y cía., déjennos en paz. ¡Pero ya!
Sánchez y Mazón
Sánchez y Mazón

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