Nuevo órdago de Junts a Sánchez vía solicitud de Cuestión de Confianza

Puigdemont está desesperado, y se le nota

Hoy el ex presidente de la Generalitat catalana y, a efectos de la Ley y justicia española, fugado Carles Puigdemont, no ha tenido mejor idea que indicar al presidente del Gobierno español que se someta a una Cuestión de Confianza porque no están cumpliendo sus promesas.

Sanchez, Puigdemont y Feijóo
photo_camera Sanchez, Puigdemont y Feijóo

En el sistema parlamentario español, la cuestión de confianza es un mecanismo recogido en la Constitución Española de 1978 que permite al Presidente del Gobierno solicitar el apoyo explícito del Congreso de los Diputados para su programa de gobierno, una decisión política concreta o una medida relevante. Este mecanismo está regulado en el artículo 112 de la Constitución Española.

Artículo 112 - Cuestión de confianza.

El artículo establece: "El Presidente del Gobierno, previa deliberación del Consejo de Ministros, puede plantear ante el Congreso de los Diputados la cuestión de confianza sobre su programa o sobre una declaración de política general. La confianza se entenderá otorgada cuando vote a favor de ella la mayoría simple de los Diputados."

Características clave:

1. Iniciativa del Presidente del Gobierno: Solo puede ser planteada por el Presidente del Gobierno y requiere deliberación previa en el Consejo de Ministros. 

2. Objeto: Se plantea sobre el programa de gobierno o una declaración de política general.

3. Aprobación: La confianza se considera otorgada si el Congreso de los Diputados aprueba la cuestión con mayoría simple (más votos a favor que en contra).

4. Consecuencias: Si se aprueba: El Gobierno refuerza su legitimidad y puede continuar con su acción política. Si no se aprueba: El Presidente del Gobierno debe presentar su dimisión al Rey, y se inicia un proceso para la designación de un nuevo Presidente, conforme al artículo 99 de la Constitución.

El órdago de Puigdemont

Es obvio, entonces, que Puigdemont puede pedir 10.000 cuestiones de confianza. Puede decir que ha perdido toda su credibilidad, la suya y la de todos los que apoyaron la investidura de Sánchez. Puede cantar misa en gregoriano, pero todo eso está en manos, exclusivamente, del propio Pedro Sánchez.

La jugada de Puigdemont és tan evidente que se le ve a kilómetros de distancia, los que hay desde cualquier parte del mundo a Bruselas. Es un grito desesperado por decir en alto: ¡¡¡no me hacéis caso!!! ¡¡¡Os he dado el Gobierno de España y yo no tengo la amnistía a mano ni, siquiera, a la vista!!! ¡¡¡Lo del catalán en Europa era para que los europarlamentarios supieran lo importante e influyente que soy, pero solo se ríen de mí!!! Y, sobre todo y por encima de todo, ¡¡¡no me toméis más el pelo que hasta los míos se han dado cuenta que estáis jugando conmigo…!!!

No veo a Sánchez poniéndose en manos de un Puigdemont atado de pies y manos y absolutamente histriónico, de un ERC implosionando día si y día también, de un Sumar desmoronado o de un Podemos con sed de venganza y los colmillos afilados. En la cuestión de confianza es obligado dimitir si obtienes menos síes que noes y tal como está el patio español, Pedro Sánchez no puede jugar a chuleta porque se puede quedar compuesto, sin estado que presidir, y con un montón de casos judiciales que le apuntan directamente.

Y tampoco entiendo demasiado, al margen del desespero del fugado, la jugada propuesta por Junts. Si esa es la forma de asustar a Sánchez que tienen los separatistas catalano-belgas, mejor será que revisen el manual de estrategia porque lo único que están demostrando a los catalanes que les votaron es que ese voto no ha servido de nada salvo para apoltronar a Sánchez.

Para mí que Junts se ha pegado un tiro en el pie y sólo le quedará, cuando Sánchez deniegue su propuesta de auto inmolación, es hablar con el PP y mostrarse dispuesto a firmar una moción de censura. Si no es así, mejor que Puigdemont se dedique a poner caganers en los belenes porque para otra cosa no quedará tras la enésima tontería. Aunque vuelva cien veces más a Barcelona y se siga fugando.

Por cierto, no quiero ni pensar que Feijóo en su fuero interno crea que, en alguno de los universos paralelos del nacionalismo catalán, Puigdemont firmará con el PP la moción de censura. Porque si el gallego cae en la trampa ya podemos decir, desde ese mismo instante, que tras las próximas generales seguirá siendo eterno aspirante a jefe de la oposición.

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