¿Y qué motiva ese crecimiento desmedido y repentino? Pues que las candidaturas, los componentes de algunas de sus listas en los numerosos municipios que se presentan las formaciones políticas, tengan “defectos de forma” y “se cuele” gente que no debería estar. Como lo que ocurrido en Mollet del Vallés, una ciudad a escasos quince minutos al norte de Barcelona, donde la actitud del número dos de Vox, Francisco Javier Fermín Soto, ha forzado al partido a expulsarle como militante y concejal por Mollet, tal como indica el siguiente comunicado oficial y, tras el que explicaremos los detalles y la realidad que han motivado esa reacción de la central de Vox:
“El Comité de Garantías de VOX, máximo órgano nacional del partido en cuanto a los derechos de los afiliados se refiere, ha resuelto imponer una sanción muy grave a Francisco Javier Fermín Soto, que incluye la suspensión de los derechos como afiliado y la inhabilitación para desempeñar cargo o función en el partido o en representación del mismo.
Esta sanción se debe al comportamiento negativo de este concejal tanto en el trabajo diario del Grupo Municipal de VOX en Mollet del Vallés, que ha afectado incluso a votaciones en el propio Pleno del Ayuntamiento, como en su relación con el resto de miembros del partido y la dirección provincial del mismo, así como su interés absolutamente individualista, todo ello contrario a los valores que VOX exige a sus miembros y representantes públicos.
Desde el partido se defiende la labor de Lupe Santiago, nuestra portavoz en esta corporación, así como su entereza, saber estar y dedicación por los vecinos de Mollet. Los miembros de VOX no contribuyen a la política para servirse, sino para servir al vecino.”
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En cualquier caso, como decíamos antes, tras la historia se encuentra la “intrahistoria”, esa parte que nadie quiere contar pero que es obligación del periodista averiguar: los auténticos motivos de tal ruptura. Al parecer todo empieza a “calentarse” cuando Vox no saca un solo concejal en Mollet, si no dos, aunque parezca una incongruencia. Ello significa que el Ayuntamiento asigna un 100% de sueldo (unos 42.000 euros) al Grupo Municipal para que los concejales, según dictamine su portavoz, indique cómo se reparten en base a su dedicación para el pueblo.
En este caso la líder de Vox en Mollet del Vallès acepta el 50% exclusivamente pues quiere seguir manteniendo, en la medida que la dedicación política lo posibilite, su actividad profesional. Pero no ocurre lo mismo con el concejal Soto, que si acepta el 50% de ese sueldo (unos 21.000 euros brutos anuales) debería prescindir de su paga de jubilación dado que es incompatible cobrar de dos emisarios públicos, en este caso de la Seguridad Social y del Ayuntamiento de Mollet. Por tanto, el número dos se queda sin sueldo (dice que lo dona al pueblo, muy espléndido por su parte) y sólo recibe una pequeña satisfacción de unos 350 euros/mes por asistir a pleno que van a parar a su grupo municipal, en caso que lo solicite.
El colmo de los colmos es que, al parecer, incluso llegó a pedir asesoramiento al Grupo Municipal del PP de Mollet (no hay mejor “amigo” que un buen “enemigo” para dar consejos) de cómo podía acceder a ese 50% del sueldo y de qué forma. Me imagino que los de la gaviota molletense le contestarían que de ninguna porque el problema no se ha solucionado para el concejal díscolo.
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Ese, digamos, “problema” ha ido mermando las relaciones con su jefa de filas y portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Mollet, Guadalupe Santiago, hasta alcanzar, incluso, la división en el voto mostrada en pleno municipal o malas actitudes en las sesiones plenarias que Fco. Javier Soto nunca ha ocultado, públicamente, con el afán notorio de que se conociera su distanciamiento con la formación de Ignacio Garriga y Abascal.
Ahora, si el concejal cumpliera con lo que todo concejal sabe: que es parte de una lista cerrada y que el voto recibido ha sido a esa lista, renunciaría a su acta y se marcharía a casa para seguir ejerciendo la política, pero desde fuera del Ayuntamiento. Como probablemente no lo haga será interesante saber si el Ayuntamiento de Mollet bloquea a los tránsfugas sin darles estatus de “grupo municipal” ni asignación de ingresos para gastos. Y si no lo hacen así, ya saben, en las próximas municipales se apuntan al PSC o a Comuns de Mollet, en puestos de salida, se convierten luego en tránsfugas y se venden al mejor postor por aquello de don dinero. Seguiremos informando.