Ahora que X ha avanzado hacia una verdadera libertad de expresión, donde cualquier voz puede ser escuchada sin filtros ideológicos ni censuras convenientes, los señores aburguesados de La Vanguardia parecen incomodarse. Al renunciar a esta red social, el medio muestra claramente que lo que verdaderamente les afecta no es la “desinformación”, sino la falta de un "protector" que les blinde de sus propios sesgos ideológicos. Sin el escudo de la censura, su discurso sesgado queda expuesto y sin el apoyo de quienes ahora pueden expresarse libremente sin temer represalias o etiquetas.
Esta postura de La Vanguardia sugiere más una actitud elitista y alejada de los valores de una prensa independiente. No es la calidad de la información la que buscan proteger, sino su propio espacio seguro, ese en el que solo ellos tienen la última palabra, sin cuestionamientos. Defender la libertad de expresión implica justamente aceptar la multiplicidad de voces, incluso cuando no son afines. La verdadera democracia exige tolerar todas las opiniones, no solo las que sirven al discurso establecido.
En un contexto donde las redes sociales ofrecen el potencial de un auténtico espacio de libertad, abandonar la plataforma de X refleja una incomodidad con la igualdad y una aversión a la apertura total. ¿Acaso temen que, sin la censura impuesta, su línea editorial ya no cuente con el respaldo automático de una base fiel? En lugar de retirarse con argumentos que huelen a excusas, sería más honesto aceptar que el auténtico objetivo es mantener intacta su posición ideológica, sostenida en gran parte por el amparo del dinero público y los beneficios de un sistema que cuida bien a quienes le son leales.
La salida de La Vanguardia de X se puede interpretar como una muestra de miedo a la pluralidad y a la libertad. Quien huye de la libertad absoluta, se encuentra en el lado contrario de la democracia y se acomoda bajo el ala de la dependencia. La verdadera libertad de expresión no selecciona, no abandona ni huye; permanece abierta, especialmente en tiempos de controversia.