Año nuevo, mentiras viejas

Contando las horas que quedan de este 2024 lanzo, como muchos, una mirada atrás. No ha sido un buen año en general. Nuestro país ha sufrido y mucho. Desde la devastación de sudeste español por las terribles inundaciones a la estupidez de nuestros dirigentes que siguen peleándose para ganar un poco más de poder. Así que mejor mirar para adelante, aunque me temo que este año nuevo viene cargado de las viejas mentiras.

Siguen las guerras

Sin citar las numerosas guerras olvidadas (más de cincuenta en todo el mundo) que se llevan a diario miles de vidas humanas - hombres mujeres y niños- el mundo contempla atónito las mediáticas guerras que enfrentan a Ucrania y Rusia por un lado y a israelíes y la mitad de oriente medio por el otro. La maquinaria de la empresa bélica hace su agosto mientras unos y otros argumentan sus razones. Y mientras tanto muere gente, personas inocentes. Las que sobreviven a las matanzas se encuentran con un país desolado y sin esperanza de futuro.

Aumentan las catástrofes medio-ambientales

El año 2024 ha venido repleto de episodios medio- ambientales nefastos en cualquier parte del mundo donde pongamos la lupa. Empezando por las gravísimas inundaciones de nuestro Levante español, continuando por huracanes, ciclones, tifones, danas, incendios, terremotos, volcanes... Serán ciclos naturales o como dice la gran mayoría de la comunidad científica será consecuencia del cambio climático producido por la mano del hombre. El caso es que por mucho que todos seamos conscientes de ello, no se toman las decisiones drásticas necesarias para disminuir la temperatura media de la Tierra que sigue aumentando y amenazando la continuidad de los hielos perpetuos (?) de los polos.

Miles de especies de animales y plantas están en peligro crítico de extinción porque nos hemos cargado su ecosistema. El pulmón del planeta, el Amazonas, está siendo saqueado...

Y mientras nuestros dirigentes discuten y no son capaces de ponerse de acuerdo en un programa consensuado de acciones preventivas o curativas para el planeta, que es nuestra casa común... ¡y única!

Sigue la guerra por adueñarse del relato

Ya no se trata de decir la verdad. Lamentablemente en el mundo y especialmente en la clase política se extiende el empeño de controlar el relato. Quien cuente a su manera la historia, los hechos aun disfrazando o enmascarando casi siempre la verdad: ese se lleva el gato al agua. Ya no se tratan de opiniones, se tratan de mentiras y medias verdades que confunden a las personas y que las hacen derivar hacia quien mejor construya el relato.

Sigue el "buenismo" y lo políticamente correcto

Las apariencias vacías y las frases endulzadas se han apoderado de la sociedad. Se ha enterrado aquello de: "al pan, pan y al vino, vino". Se diluye todo, se carameliza para que nadie se sienta ofendido o traumatizado. ¡Y así nos va! Las nuevas generaciones ya no saben lo que es esforzarse. Desconocen los valores occidentales y cristianos (y no me refiero a la religión, o al menos no solo a ella) que han permitido el nacimiento y han sido las columnas de la sociedad en la que vivimos.

Todo ahora es volátil, líquido. Nada es seguro, nada es para siempre. Todo derechos, nada de deberes.

El estado del bienestar por los suelos

Y qué decir de los pilares del estado del bienestar: educación y sanidad...

Ningún gobierno está realmente comprometido con ellos. No se financian suficientemente y naufragamos en un quiero y no puedo sostenidos por los profesionales (la mayoría vocacionales) que ven impotentes, sin recursos y con normativas y directrices impuestas  por iluminados de despacho, como el barco va a la deriva.

Y mirando al frente pienso que no me apetece seguir con esas mentiras

Prefiero llenar mi corazón de esperanza. Intentar ver los brotes verdes donde los haya. Confiar en que el espíritu humano puede, gracias a su alma (desprestigiada e ignorada actualmente), revertir la situación.

Voy a confiar en los jóvenes. Me entusiasma verlos de voluntarios, acercándose a las iglesias, arrimando el hombro, cuestionándoselo todo y, en especial, las redes sociales y los discursos vacíos, buscando la verdad y no el relato que les venden. Más que preocupándose, ocupándose...

Aún hay tiempo, aunque la empresa es grande. Recuperemos valores. Empecemos por qué no, este año. Nadie dijo que esto fuera fácil, pero entendemos de esfuerzos, no nos asustan. Cualquier gran viaje empieza con el primer paso. Y si es conjunto, ¡mejor!

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