Una Copa de la Reina sin Reina ni Casa Real

A estas alturas de la vida uno ya está de vuelta de bastantes cosas. Es lo que ocurre cuando empiezan a pesarte los años y sabes que, como mínimo, estás mas cerca del “game over” que del “next game”, como marcarían las máquinas de juego de mi época. De hecho, de épocas es de lo que voy a hablar ahora. De las pasadas y las futuras que, probablemente, sean más próximas que lejanas. Y no se me ocurre mejor cosa para hablar de algo con olor a naftalina que pensar en monarquía. Y hoy es día adecuado para ello.

Copa de la Reina
photo_camera Copa de la Reina

Granollers, mi ciudad, ciudad catalana balonmanera por excelencia, acogía la celebración de la 46ª edición de la Copa de la Reina de Balonmano, después de 38 años en los que una ciudad catalana no disfrutaba de esta competición (la única ocasión anterior se celebró en Castelldefels en el 1.987). Todo un hecho más que simbólico. Por fin Catalunya parece “pacificada” y dispuesta a disputar competiciones que tengan el nombre de “España” o “Rey o Reina” en su titular. Como debería haber ocurrido siempre, pero por lo que todos conocemos, dejó de pasar.  

Granollers, para los que no lo sepan, ya ha organizado dos campeonatos mundiales de balonmano hace escasos años: el masculino en el 2013 y el femenino en el 2021. Al margen de varios Torneos preolímpicos, de clasificación o de preparación de selecciones. Y en ellos, siempre, se ha respetado tanto la bandera española como el himno nacional porque Granollers entiende que esto es deporte y Granollers es deporte en sí misma: de norte a sur y de este a oeste.

Saco los antecedentes para preguntar, no sin cierto sonrojo, ¿porqué no ha estado ni la Reina ni la Casa Real presente en esta “su” competición? Miedo no podía haber a nada. Las aficiones se hubieran comportado como siempre: estupendamente, porque el balonmano es deporte de señorío y respeto. Y, además, contamos con la particularidad de que el balonmano Granollers tiene entre sus filas a un nieto y sobrino de reyes, Pablo Urdangarín, y a su madre, la Infanta Cristina, como espectadora asidua a sus partidos, así como sus reales primas, etc, etc… Y, jamás de los jamases, ni una mala palabra ni un mal gesto han recibido. Al contrario, respeto y cariño. Esto es deporte y así es Granollers.

Entonces ¿por qué la reina Leticia no asomó por Cataluña ni por Granollers? ¿Por qué no delegó en alguien de la Casa Real o en su propia familia para representarle? Solo sabemos que la casa Real, hace días, denegó la invitación a asistir a este importante evento. Hubiera sido un gran día, el de hoy, para demostrar el papel institucional de la Casa Real y de los reyes y para dignificar esta competición. Porque ahora me pregunto ¿cuál es la causa de que se llame Copa de la Reina si no hay reina presente ni nadie que la represente? Pues ninguna. Entonces, quitémosle el apellido a la Copa y digamos claramente que es la Copa de España. Ni de Reyes ni de Reinas, pues ellos no quieren estar ni ser vistos.  

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