La brecha entre fallecimientos y nacimientos de los últimos años ha crecido de tal forma que la diferencia ha aumentado hasta alcanzar números muy impactantes. De hecho, si analizamos esa serie de los últimos 5 años veremos que la diferencia ha aumentado hasta el 22,13%, tras ver nacer a 288.245 nuevos catalanes mientras fallecieron 352.041 personas. Una diferencia de 63.796 personas en sólo los últimos 5 años.
Diferencia entre nacimientos y muertes en Cataluña |
|||||
Cataluña |
2019 |
2020 |
2021 |
2022 |
2023 |
nacimientos |
61.548 |
58.464 |
57.634 |
56.382 |
54.217 |
fallecidos |
64.547 |
79.784 |
69.342 |
70.706 |
67.662 |
diferencia |
-2.999 |
-21.320 |
-11.708 |
-14.324 |
-13.445 |
porcentaje |
-4,87% |
-36,47% |
-20,31% |
-25,41% |
-24,80% |
Evidentemente para frenar esa sangría debería incrementarse lo que denominan el índice de fecundidad, que no deja de ser otra cosa que la edad media de las mujeres en tener su primer hijo y el número de hijos por mujer. Pero es que este índice tampoco favorece en nada el freno de la diferencia numérica, al contrario, la aumenta.
Las mujeres catalanas (recordemos que son todas aquellas que viven en Cataluña) han bajado de una tasa de natalidad en el 2.019 de 1,27 hijos/mujer a 1,11 hijos/mujer al 2.023. Es decir, la tasa de fecundidad ha decrecido más de un 5% en sólo 5 años. Una barbaridad. Así como también ha crecido la edad media de las madres que han pasado de 32,29 años de media a 32,66 años en estos últimos cinco años. Un dato curioso que refleja la estadística de Idescat y que no nos vamos a poner a analizar es que los hijos nacidos fuera del matrimonio son el 48,43% de los natalicios del 2.023.
Indicadores de fecundidad en Cataluña |
||||
hijos x mujer |
edad madres |
hijos fuera del matrimonio |
tasa general fecundidad |
|
2023 |
1,11 |
32,66 |
48,43 |
30,26 |
2022 |
1,17 |
32,64 |
48,33 |
32,1 |
2021 |
1,2 |
32,64 |
48,29 |
33,12 |
2020 |
1,21 |
32,39 |
46,65 |
33,48 |
2019 |
1,27 |
32,29 |
49,7 |
35,41 |
La tensión que producimos la generación del “baby boom” con el crecimiento importante del gasto público por el pago de las jubilaciones previamente cotizadas, no se está viendo compensado con los nuevos nacimientos, más bien todo lo contrario. Y eso que en los últimos años deberíamos observar el fenómeno de la inmigración y su impacto en los nacimientos de nuevos catalanes. Pero por más que impacten esos nacimientos, estadísticamente no se ven reflejados dada la escasa natalidad de los autóctonos. Desde el 2.006 en que se alcanzó una tasa máxima de fertilidad del 12,10% con 89.024 nacimientos, venimos en caída libre y sin frenos.
Luego se podrá hablar y valorar el fenómeno de la inmigración, se podrá opinar de muchas y diferentes formas posibles, pero lo que no podremos es quejarnos cuando el “estado del bienestar” disminuya pues hay un hecho matemático innegable: o producimos ingresos vía impuestos o no hay nada que hacer. Y, obviamente, si cada día somos menos los contribuyentes al final el peso tributario crecerá unitariamente.