En concreto la actuación contempla suprimir la parte superior del muro de aguas altas en unos 240 m del margen izquierdo del río Congost y crear un talud vegetado que hará la función de integración ambiental del muro de hormigón actual. Se trata de una supresión parcial de la parte visible del muro, manteniéndose el muro enterrado para la protección de las canalizaciones y servicios que pasan por el camino fluvial. Según los especialistas del Ayuntamiento de Granollers, esta actuación no supone un incremento del riesgo de inundabilidad en la ciudad, ya que el paseo Fluvial y el parque del Congost actúan como barrera de absorción del agua.
El tramo al que se va a aplicar esta actuación es el que comprende el margen izquierdo del río a la altura de Palou. Varios son los vecinos de esa zona que, ante los episodios concurrentes de danas o gotas frías que está padeciendo toda España en general, y Cataluña y las zonas mediterráneas en particular, están temerosos ante la propuesta del Ayuntamiento de Barnusell y su ejecución. Y no les falta razón.
Obviamente no nos hacemos a la idea de que un entorno elevado natural constituido por un gran talud vegetado realice las tareas de contención mejor que un muro de “cemento armado”, como se le denominaba hace unos años. Pero eso no es cierto. No hace falta más que observar, por ejemplo, la entrada a Granollers desde Lliçà d’Amunt para darnos cuenta del buen trabajo que llevan realizando desde hace años los taludes de los laterales antes y después del túnel (por debajo de la estación de Granollers-Canovellas) de entrada a la ciudad. Obviamente con su mantenimiento inevitable. Lo mismo que en la Ronda Sur a la altura de Esteve Terrades. Otros ejemplos son la cantidad de taludes naturales que vemos en nuestras autopistas y carreteras catalanas (en todas) que logran el doble beneficio de un gran efecto visual de integración con el entorno y la naturaleza y cumplir con la función de seguridad.
De todas formas, además de la alta saturación de información y del miedo que todos tenemos a una posible inundación tras lo vivido en la comunidad valenciana estos días, existe el precedente en Granollers no sólo de los desbordamientos del Congost en los años 1962 o 1994 si no la crecida del 2020 en el que la parte de los laterales del rio con cemento de contención (unos 50 metros) se desprendieron e inundaron las zonas adyacentes (ver foto).
Este precedente tan próximo en la memoria producido por los efectos de la borrasca “Gloria” hizo que el río Congost viniera crecido desde prácticamente su nacimiento unido al agua procedente de las rieras que acaban desembocando aquí, y alcanzara su punto alto de caudal en Granollers con 300 m3 de agua por segundo, una auténtica barbaridad. Ese es el temor de la ciudadanía de Granollers: que el agua que fue incapaz de frenar un muro de contención de cemento pueda ser frenada por un talud natural. Y esa es la pregunta que debe contestar el Ayuntamiento de Granollers con datos y ejemplos para continuar con un buen proyecto y mitigar los miedos.